Empezar a amarte
Siempre escuchamos que para poder amar a los demás primero hay que amarse a uno mismo, por lo general la gente tiene ideas muy distorsionadas sobre este tema. Llegar de verdad a amarse a uno mismo, implica trabajo personal para el que la mayoría de la gente «no tiene tiempo», que pena que no se den cuenta de que cuando ya has alcanzado la plenitud ganas tiempo, el tiempo que ya no se emplea en cosas que en realidad no aportan nada.
Aprender a decir no, alejarse de las personas que te quitan o bajan la energía, enfocarse en lo que quieres, en como quieres vivir, deshacerse de las obligaciones que, muchas veces, son por quedar bien. ¿Quedar bien? ¿Para quién tenemos que quedar bien si no es para nosotros mismos? Esto no quiere decir que tengamos que ir por la vida pasando de todo, y mucho menos haciendo daño a personas que nos puedan apreciar de alguna manera, ni tampoco que para conseguir todo esto tengamos que pasar como una apisonadora por encima de lo que hasta ahora tenemos a nuestro alrededor (que además hemos generado nosotros, sí, nosotros, lo bueno y lo malo). Todo irá sucediendo y colocándose en un orden, conforme vayas recordando quién eres realmente. Mientras avanzamos en nuestro desarrollo personal, todo lo que no alimentamos tenderá a desaparecer.
Ante todo somos seres vibracionales, lo que vemos es una manifestación de ese mundo vibracional que nos rodea, y ahí está el problema, la identificación con este cuerpo en este plano, y más aún la identificación con nuestra mente, pero ese es otro tema.
El cuerpo es un sensor que nos avisa de que algo va mal en el campo emocional o espiritual del ser humano, de ahí se manifiestan los diferentes trastornos y enfermedades, y es a través de la escucha y comprensión de nuestro cuerpo como se alcanza la plenitud.
Mi consejo para todo el mundo, para el que quiera aprender a amarse y llegar a comprender qué hay más allá de la envoltura física que tanto pesa a veces, es la práctica de Yoga, la práctica de Yoga como lo que realmente es, una preparación a todos los niveles para meditar, y con meditar no me estoy refiriendo a estar sentado intentando no pensar, tampoco con practicar Yoga me estoy refiriendo a ir a un gimnasio a hacer algunas posturas. Me refiero a emprender el camino hacia el reencuentro con uno mismo, hasta llegar a comprender como es tu funcionamiento parte por parte, física, mental y espiritualmente. Ir consiguiendo el equilibrio necesario para que todas las partes actúen en armonía. De esta manera desaparecen todos los condicionantes, todas las creencias que te limitan y te retienen haciendo que no salgas de tu zona de confort y por lo tanto limitando todos tus posibles futuros hacia la evolución de quien realmente eres.
Nos debemos fidelidad absoluta, lo que quiere decir que hay que buscar la felicidad de uno mismo, la razón de ser, el propósito de vida, y desde ahí, desde ese amor incondicional es cuando se puede de verdad amar al resto.
Cuando gozamos de esa felicidad, esa seguridad en uno mismo, es cuando todo nuestro potencial se despliega pudiendo hacer posible cualquier cosa, pero el primer paso empieza por uno mismo.